Tripin' con Morrison.

“Wey, wey... cierra los ojos... se siente bien chilo... mueve los brazos...”. Y efectivamente, se sentía bien chilo, cada movimiento era acompañado de una brisa helada que recorría todo el cuerpo, dejando tras de sí una sensación de cosquilleo... extremadamente placentera.

La selección de la música no pudo ser más perfecta. Morrison nos guiaba a través de cada nota, de cada movimiento, de cada pestañeo. Y empiezas a desvanecerte... te entregas completamente a cada sensación que olvidas la fuente. Y el tiempo, oh por dios, el tiempo... va tan lento... puedes sentir como se te escurre entre los dedos, tan denso.

Quería dormir, pero mis ojos no podían estar cerrados. La luz azul lo cubría todo y le daba tonos espectrales a las sombras, observar era una fascinante actividad. Además, cerrar los ojos volvía loco a mi estómago, tomar licor había sido un error.

Me fui a la cama, mantener la cabeza erguida era simplemente insoportable. Me tiré boca abajo, la colcha se sentían taaaan bien... estaba en mi propia era de acuario. Mientras que Morrison canturreaba “riders on the storm, riders on the stooorm...” pasó algo extraño… una sensación de contracción en mi vientre, dolorosa y deliciosa a la vez. Era tibia, hacia sentir helado al resto de mi cuerpo... y ascendía... cada vez era mas fuerte, cada que el cantaba se incrementaba el dolor y el gozo. Solo apretaba la colcha entre mis manos, no podía hacer nada más, si acaso, lanzar un débil quejido. El mundo se deshizo a mí alrededor. Me quedé dormida.

Desperté sobre saltada, no sabia que hora era... fue por mi celular, eran las 2:30 de la mañana. Aun en el tiempo corría despacio, pero ya no estaba a mi favor. Aun con el trip encima... me fui a mi casa.