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jueves, marzo 29, 2007

Y si volvieran los problemas, volverian las letras...

Dando traspiés y tambaleándose ha salido mi hermano de la habitación, tras la promesa de no volver a hablarme. Tengo muchas ganas de llorar, como siempre, pero me aguanto entre dolores de garganta y pecho.

Me ha pegado en la frente, “cree en ti misma”. Quisiera pensar que está en la razón, que estoy mal, porque a veces así me siento. Me ha dicho “no creas en nada” que todo esto que he estado viviendo y sintiendo no existe, que es falso. Que me han lavado el coco, que me están manipulando, que mis amigos son falsos, que las experiencias que he tenido no han sido más que una falacia, espectáculo de circo, maniobras de ilusionista.

Aborrezco pensar que mi hermano no me conoce, siempre he creído que sabe perfectamente quien soy, incluso más que yo, y que solo espera a que yo lo entienda. Y sin embargo no puedo esta de acuerdo con él, ni en su contra. Una vez más estoy atrapada en la mitad de algo que comprendo a la totalidad. Una vez más me siento sola.

Y no se trata de defender personas, ni de probar mi lealtad a mi hermano, se trata de mi. Ha llegado un punto, no se bien cual, en el que yo y mi hermano dirigimos nuestras mentes en sentidos opuestos.

Me pide que no crea en nada, solo en mí, ¿Qué no es lo que estoy haciendo? Estoy siguiendo mis creencias y al parecer ellas me alejan de el y no quiero eso. Pero tampoco quiero alejarme de todo y de todos por seguirlo, por agradarle y esté orgulloso de mí.

De cierta manera, creo que lo hace por protegerme, que tiene miedo de que me equivoque y me pierda, que fracase. Si me voy al lado de mis creencias, mis ideas; me alejaría mucho de el y me dolería demasiado. Pero si me voy de su lado me alejaría de todos lo demás y también me dolería. Quisiera sentarme en medio de todo y enraizarme “de aquí no me van a mover, ni uno ni otro”. Estoy harta de que me jalen de un lado y de otro: Luz, sombra; frió, calor; bien, mal; ying, yang ¡basta! No soy nada, no existo, no respiro… déjenme sola.

Estoy cansada de tener que demostrar que soy, que puedo, que entiendo; enferma de tener que ser inteligente y espiritual, de que me quieran hacer perfecta ¡a la mierda! No me interesa ser buena, ni mala, ni exitosa, ni maestra ni gurú, no quiero ser perfecta, carajo, quiero ser quien soy. Quiero que dejen de probarme, de poner en duda cada paso que doy con convicción. No quiero un lado, una postura, una tendencia, no me conformo con un solo lado de la moneda, lo quiero todo.

Quiero ser fuerte y no puedo, el viento me arrastras y no puedo sostener y cada que pienso que estoy sujeta a algo, pasa otra cosa que me recuerda que no es así, que soy una hoja en el aire, flotando sin rumbo ni sostén. Quiero ser una roca, que nada me puedo mover, que nada me pueda cambiar.

¿Por qué mi hermano tiene que estar bien? ¿Por qué mis creencias tienen que ser las correctas? ¿No podemos estar acaso todos mal? ¿Por qué se complican las cosas cuando comienzan a facilitarse? ¿Por qué no me puede llegar una poquita claridad, para saber hacia donde ir, que estoy haciendo las cosas bien?

Al final, mi hermano tiene algo de razón, no creo en nada y estoy como pendeja esperando que me digan que hacer. Y se equivoca, yo tengo una postura y se aprovecha del amor y la confianza que le tengo para hacerme tambalear. Gente que amo me ha dañado profundamente si quererlo, las demás personas lo hacen concientes. Pero le voy a perder el miedo a mi hermano, y me quedaré donde estoy sentada, sin moverme y respirando, y si no le gusta, lo lamento. De cierta manera se a donde va mi vida, pero no se nada de la suya.

Intentaré ser más crítica y observaré mas, como quiere mi hermano, pero hay ciertas cosas que no puede quitarme y aunque sea obstinado y pretencioso (tal vez hasta necio) hay cosas que no estoy dispuesta a cambiar.

¿Por qué todo tiene que convertirse en un problema? Suficiente tengo con la escuela y mi personalidad como para que vengan a querer desmadrar el poco equilibrio que me he conseguido; este texto es prueba de ello.

Y solo hasta ahora es que comprendo mi sueño.